Se ha descubierto contaminación en las aguas subterráneas bajo la central nuclear japonesa de Fukushima. Presumiblemente, la contaminación se filtró tras el terremoto y el posterior tsunami, en marzo de 2011. Según la información publicada por la propia compañía que gestiona la planta nuclear, Tepco, el agua tiene altos niveles de estroncio 90 y de tritio, ambos elementos radiactivos.


El estroncio 90 supera, como mínimo, treinta veces el límite legal. El nivel de tritio excede el máximo legal unas ocho veces. Una prueba más de que, tras un accidente nuclear, el peligro de radiactividad perdura durante años.

Después del accidente principal ocurrido en la central nuclear de Fukushima, causado por el tsunami, se han producido otros fallos de menor gravedad, como cortocircuitos eléctricos y fugas de agua. Según el representante de la empresa Tepco, la compañía cree que los niveles de estroncio 90 y el tritio que se han medido en el agua subterránea de Fukushima están relacionados con una de las fugas de agua ocurrida en 2011.

El terremoto y el tsunami mataron a unas 18.000 personas, pero no se sabe cuánta gente quedará afectada directa o indirectamente por la fuga nuclear.

Más de 28 años en el ambiente

El estroncio 90 es un isótopo radiactivo tóxico que permanece en el ambiente una media de 28,79 años. Se genera durante el proceso de fisión nuclear. El tritio tiene una vida media de 12,32 años y forma parte de productos como los relojes que brillan en la oscuridad.
Este descubrimiento de estroncio 90 y el tritio representan otro revés para la central de Fukushima y para los defensores de la energía nuclear. Para mantenerse en los límites legales, un litro de agua subterránea no puede contener más de 30 bequerelios de estroncio 90. En diciembre de 2012, el agua subterránea de Fukushima contenía 8,6 bequerelios de estroncio 90. En mayo de 2013, el nivel llegó a la increíble cifra de1.000 bequerelios.